Fecha: 08/09/2026
Horario: 08:00 – 17:00 hrs.
Lugar de partida: Cohuiná de la Virgen de Natividad - Calle 2ª poniente esq. 8ª norte. Barrio Cruz Blanca.
Información adicional: Se recomienda llegar por cuenta propia en transporte público.
Rango de edad a la que está dirigida la actividad: 0 – 99 años
Servicios y accesibilidad: Puede estacionar su vehículo en las aceras cercanas al cohuiná, la ciudad y los parques cuentan con rampas de accesibilidad para personas con discapacidad.
Costos de la actividad: Gratuita
La Danza del Pashtú es una de las manifestaciones tradicionales de Ocozocoautla de Espinosa, Chiapas. Se lleva a cabo cada 8 de septiembre, en el marco de la celebración religiosa dedicada a la Virgen de la Natividad. La puesta en escena de la Danza del Pashtú es considerada una continuación simbólica de la Danza de Moros y Cristianos, ya que mantiene elementos de confrontación espiritual y representa la eterna lucha entre el bien y el mal. Sin embargo, a diferencia de la narrativa histórica de la Reconquista, en esta danza se incorpora una visión más íntima y local, vinculada con la devoción popular y los mártires del cristianismo. El eje central de la representación gira en torno al martirio de San Sebastián, soldado romano convertido al cristianismo, quien es ejecutado por su fe. Su figura es acompañada por personajes que escenifican la lucha entre la luz divina y las fuerzas oscuras que buscan sembrar el caos. Es aquí donde aparece el Pashtú, Un personaje enigmático y temido, vestido completamente de negro, que irrumpe en la escena con una actitud amenazante. A diferencia de los otros danzantes que portan trajes coloridos o simbólicos, el Pashtú no está cubierto de flores ni decorado con elementos festivos: su atuendo oscuro y su presencia silenciosa le otorgan un aire inquietante. El Pashtú encarna el mal, aquello que ronda constantemente al ser humano y que se manifiesta en momentos de vulnerabilidad. Durante la danza, recorre el escenario de forma impredecible, caminando entre los presentes con movimientos bruscos y rápidos.
Su gesto más característico es “ramear” a los asistentes. Este acto representa cómo el mal irrumpe en la vida cotidiana sin previo aviso, tocando incluso a los más devotos.