Es la Hacienda más famosa del Valle de Cintalapa, situada a pocos minutos de la ciudad, fue un extenso latifundio que perteneció inicialmente a Bartolomé de Valdivia, quién la nombró La Valdiviana, para perpetuar así su apellido.
Por la extensión que tuvo, esta hacienda fue muy productiva; en ella se cultivó el henequén que fue el producto industrial más explotado en las últimas dos décadas del siglo XIX y principios del siglo XX.
La hacienda se distingue por la belleza de sus instalaciones, el confort, y su magnífico servicio, cuya calidez hará que te sientas como en casa, además podrás admirar la capilla, totalmente restaurada dedicada a la virgen. Frente a la casa podrás observar la tradicional majada o patio exterior que comúnmente tenían las haciendas, así como la cruz atrial a unos 20 metros de distancia.
Estas cualidades hacen de la Valdiviana un escape memorable.