La zona central de la Sierra Madre constituye una larga cadena de altitud creciente rumbo al sureste, con frecuencia coronada de nubes. Su apariencia compacta es interrumpida por algunos pasos que desde la época prehispánica fueron utilizados para la migración y el comercio entre la costa y la cuenca del Alto Grijalva.
Uno de esos pasos es el de La Sepultura, tenebroso nombre que designa al paisaje que es recorrido por una de las carreteras más sinuosas de México, pero también más espectaculares pues reúne la belleza del relieve, la llanura costera a sus pies, el todavía cercano mar y una vegetación ahora preservada dentro de los límites de una reserva ecológica, con una extensión de 67 mil 309 hectáreas y siete tipos diferentes de vegetación: bosque lluvioso de montaña, bosque de niebla, chaparral de niebla, bosque de pino-encino, bosque de pino-encino-liquidámbar, selva mediana subperennifolia y selva ca-ducifolia. Esta variedad ecológica está vinculada a la diversidad climática pues se pasa de la frescura de los bosques de pino al intenso calor.